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SOBRE JESÚS CASTRO

 

  

     Recuerdo que desde muy pequeño cuando me preguntaban "qué quería ser de mayor", yo contestaba que "profesor". Lo que no sabía era que acabaría siendolo dentro del campo de la música, y concretamente de piano.

   

     También siendo niño, y durante varios años estuve eludiendo el que mis padres me matricularan para estudiar música, a base de rabietas y pataletas. Esto restrasó unos tres años mi iniciación en estos estudios. Posiblemente fuera debido a que mi "yo interior", sabía perfectamente que no iba a ser un camino fácil precisamente.

 

      Sin embargo, todas las dificultades que se me iban presentando tanto a nivel técnico como interpretativo en el estudio del piano, acabaron erigiéndose en uno de los pilares fundamentales en mi desarrollo  de la ejecución pianística, tanto como para mi propio conocimiento, así como para la capacidad de poder transmitirlo. Gracias a estas dificultades, y a través de encaminar mi trabajo y estudio a vencerlas, posibilitaron que desarrollara mi habilidad para detectar problemas técnicos e interpretativos en los alumnos, y por tanto ayudarles a resolverlos de una forma inteligente, natural, y efectiva.

   

     Esa "pequeña demora" en iniciar mis estudios musicales, tuvo una consecuencia que acabó constituyendo otro pilar fundamental en mi formación. Y fue el encuentro casual o causal, quien sabe cual de las dos cosas, de un grupo de cinco niños estudiantes (autodenominados de una forma jovial como "El Pentágono" ),  que coincidieron en el Conservatorio Superior de Música de Málaga, allá por los años 70. A medida que iba creciendo nuestro amor por la música, también lo hizo nuestra amistad, siendo todos ellos aún hoy en día una auténtica fuente de inspiración creativa, transmisión de cariño,  capacidad de asombro,  admiración y diversión  como docente.

 

     Desde aquí, mi agradecimiento para ellos, para mis padres que emplearon tanto tiempo y esfuerzo en mi educación, para mis hermanos que tuvieron tanta paciencia ante tantas horas de práctica infinita y, para todos los profesores y alumnos que creen y confian en mi experiencia.

 

      Tengo la creencia de que que para ser buen músico, como para tantas otras facetas y empresas en esta vida, hay que ser también buena persona; y que la doctrina de la enseñanza debe ser ejercida desde el mayor respeto hacia los alumnos, considerándolos como lo que son: personas.

 

       Para ello, mis clases las desarrollo en un clima cordial, amable, alegre y especialmente divertido. La comunicación y la motivación son elementos presentes en ellas, y siempre con el propósito de que cada clase de piano sea una grata y nueva experiencia para el alumno.

 

     Considero una gran responsabilidad y  honor poder trabajar como docente; siendo una de las experiencias más gratificantes que existen a nivel personal y laboral. Creo en el talento, pero aún creo más en el esfuerzo y en el trabajo disciplinado y bien hecho.

 

     Desde el año 2012, y guiado por el ánimo de ayuda a jóvenes músicos, soy coordinador en Málaga del proyecto Davidsbuendler, cuyo fundador es Jesús Herrera, y siendo Presidentes Honoríficos los grandes concertistas Aldo Ciccolini y Jean-Yves Thibaudet.  He colaborado desde entonces con profesores y concertistas internacionales de la talla como Cordelia Höfer, Jenö Jandó y Vladimir Ovchinnikov.

 

     Dentro de este proyecto, diversos jóvenes concertistas recibieron Masterclasses con reconocidos concertistas y pedagogos de nivel internacional, con una frecuencia aproximada mensual y con coste de matrícula completamente financiado por Davidsbuendler.

 

      Acabaré diciendo que antes que pianistas, mi propósito es  formar a buenos músicos. Espero que a través de esta página web, algún día les pueda ser útil también a Uds. Gracias.

 

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